martes, 17 de noviembre de 2015

DETENER LA MENTE Y OBTENER LA PAZ- EJERCICIO - ANSELM GRÜN

ANSELM   GRÜN

Del libro “Apaciguar los días”

Ejercicio del Portero



Cuando la mente no para... es imposible escuchar nuestras voces internas, reencontrarnos, descansar en el Ser y en la seguridad que nos da la Esencia. Un tiempo atrás leíamos en Caminos al Ser el artículo que dice “El Amor no es un sentimiento” de Omraam Mikhaël Aïvanhov, y hay un párrafo en el que se habla de las personas que trabajan por la paz del mundo, y sin embargo siguen batallando al luchar contra una cosa u otra: “De esta forma, ¿qué paz pueden aportar? En primer lugar, el hombre debe instalar la paz en sí mismo, en sus actos, sus sentimientos, sus pensamientos. Sólo entonces trabaja verdaderamente por la paz.” 

Más allá de lo valioso del artículo y de la enseñanza que transmite, me detengo en: “el hombre debe instalar la paz en sí mismo.” ¿Cómo?. Apaciguando la mente. Parece algo muy simple, pero... ¿cuánto se escribe, se habla en este sentido y sin embargo, es tan difícil lograrlo? Tampoco se trata de demonizar la mente, porque caemos en la polaridad, y en definitiva somos unidad, un complemento armonioso que en su estado natural está preparado para funcionar al unísono, sólo hay que recordarlo.

Pero volviendo a “apaciguar la mente”, también este es un deseo de la propia mente, y con ella, lo logramos. Y los caminos, métodos y enseñanzas para ello pueden ser varios. Un ejercicio muy valioso y que deja ser a los pensamientos para verles el sentido, es el llamado “El Ejercicio del Portero”. Anselm Grün se refiere a él tomando la idea del monje y asceta cristiano Evagrio Póntico, llamado El Solitario (pensador, escritor y orador, 345 - 399 dc). Evagrio, en una de sus cartas a un monje, le dice: “Sé el portero de tu corazón y no dejes que entre ningún pensamiento sin someterlo a escrutinio. Interroga a cada uno de los pensamientos por separado, preguntándole: ¿eres uno de los nuestros, o te cuentas entre los enemigos?”. Sin dividir a los pensamientos en amigos y enemigos, como lo marca Póntico, muy propio de aquella época, Grün sugiere realizar el ejercicio de la siguiente manera:

El Ejercicio del Portero, por Anselm Grün

En concreto, el ejercicio puede transcurrir de la siguiente manera: me siento media hora en mi cuarto, sin orar, sin meditar, sin leer, sin reflexionar. Esto no es en modo alguno tan sencillo. La única condición, sin embargo, es permanecer así media hora. Poco a poco irán aflorando en mí todos los pensamientos posibles. A cada pensamiento le pregunto: “¿Qué quieres decirme? ¿Qué anhelo late en ti?” Por regla general, constataré que todos los pensamientos y sentimientos tienen un sentido. Cuando le pregunto a mi enojo qué es lo que quiere decirme, probablemente me llamará la atención sobre lo siguiente: “Marca mejor tus límites. No les concedas tanto poder a los demás. Resuelve el problema en vez de enfadarte por ello”. Entonces, la irritación se convierte en un impulso positivo.

Cuando los celos llaman a mi puerta, puedo preguntarles qué anhelo se oculta en ellos. Probablemente me harán caer en la cuenta de que siento la necesidad de que alguien me ame sólo a mí, de ser yo para mi pareja o mi amigo el único amado. Cuando me confieso esta necesidad, me percato de cuan exagerada es. Pero no me juzgo por tener semejante necesidad. En la medida en que la reconozco, estoy en condiciones de relativizarla. De modo análogo, puedo interrogar al miedo o a la depresión, y, de esa suerte, familiarizarme con tales sentimientos. Y de golpe cobro consciencia de que, en el fondo, quieren decirme algo positivo. El miedo desea indicarme la medida adecuada, la medida en aquello de lo que me creo capaz, pero también la medida justa en relación con las expectativas que deposito en la imagen que me hago de mí mismo. […]

Es interesante ver qué experiencias vive la gente con este ejercicio. Una participante en uno de mis cursos tenía problemas con su hija; todo lo hablado hasta entonces en el marco de una psicoterapia y de un acompañamiento espiritual no le había ayudado en lo más mínimo. Tenía miedo de seguir dando vueltas a los mismos pensamientos al realizar el ejercicio del portero. Pero ya solo la pregunta dirigida a los sentimientos: “¿Qué anhelo late en ti?”, le trajo paz interior en medio de tales sentimientos. 

Algunas personas cuentan que, cuando permiten aflorar a todos los pensamientos y sentimientos, ya no los perciben con tanta intensidad. El miedo a verse inundado por los pensamientos suele carecer de fundamento. Cuando se les permite ser, los sentimientos ya no tienen que pedir la palabra con violencia. 

Así, muchas personas viven esta media hora como tranquilizadora. De repente, notan una profunda paz interior. Ya no consumen más energía en sofocar y reprimir pensamientos desagradables. A todo se le permite ser, pues todo tiene un sentido: todo puede, en último término, conducirnos a nosotros mismos, a nuestro centro, a nuestra verdad. Y solo la verdad nos hace libres.


Confrontarse con la propia verdad requiere coraje. Pero el solo hecho de permitir ser a todos los sentimientos y pensamientos, les priva ya de su poder. También es útil la idea de que los sentimientos, lejos de inundarme, son interrogados por mí. Así pues, adopto un punto de vista desde el que puedo dirigir mi atención a las emociones. El rol de portero me infunde seguridad y claridad para abordar los pensamientos y sentimientos de tal modo que me sean provechosos y dejen de determinarme. El resultado de ejercicio del portero es, por regla general, una gran paz y una intensa calma.

Adaptando el Ejercicio del Portero a nuestro día a día Grün sugiere que este ejercicio sea realizado sólo cuando nos sentimos profundamente inquietos. Sin embargo, más allá de hacerlo de esta manera puntual por media hora, también puede ser muy valioso aplicarlo diariamente de una forma más liviana y simple: en cualquier momento del día, o cuando me voy a dormir, o cuando me propongo a meditar o a realizar cualquier otra actividad, solo preguntarle a cada pensamiento o sentimiento que aparece: “¿Qué quieres decirme? ¿Qué anhelo late en ti?”, y desde un lugar de receptividad amorosa ver qué surge o qué me dice, y si me distrae o me aleja de mi propósito de ese momento, lo reconozco como algo mío y luego lo dejo partir. 

Por ejemplo, puede pasar que me dispongo a dormir y de pronto un pensamiento que me recuerda que ese día esperaba una llamada que no llegó puede inquietarme  y entonces  lo escucho, lo reconozco como una parte mía que tiende a tener expectativas con respecto a los demás, lo dejo partir y vuelve la calma. 

Y así pueden ser muchos los momentos en los que puedo aplicar el ejercicio. Hasta en la comunicación habitual, cuando siento que una idea me distrae y percibo que puedo dejar de escuchar al otro, vuelvo inmediatamente después de una rápida interrogación a  ese pensamiento o sentimiento distractor. 

Si lo incorporamos y lo hacemos nuestro, el ejercicio se hace tan rápido y natural que pasa a ser  un hábito simple y con resultados muy positivos. Recordemos que desde lo cotidiano y lo pequeño vamos llegando a los objetivos más grandes, como el de apaciguar la mente y conectarnos con nuestra Esencia.

Fuente: 
Una visión personal  de “Apaciguar los días” de Ansel Grün, por Normi Sartori 



LA MUSICA, EL ELEMENTO AGUA, LA ASTROLOGIA, EN FIN... LA SANACION

LA MUSICA, EL ELEMENTO AGUA, 
LA ASTROLOGIA, 
EN FIN... LA SANACION



Siempre he considerado la relación de la música con todo.  Por qué? porque lo que menos he buscado, teniendo en cuenta en el mundo en el que vivimos, es la disociación.

Sería largo hablar del tema, pero baste decir que nuestra cultura hipermental, tiende a separar, a disociar, y si bien puede haber sido útil en algún momento, como dice Rudolf Steiner, creador de la Antroposofía, tenemos que ir lentamente integrando la intuición, la percepción y esos "sentidos" que hemos dejado por ahi... perdidos a lo largo de tantos años.

La cultura occidental actual, además de apoyarse en su origen en Roma, tuvo una profundización de su enfoque, en la época del Renacimiento. Aunque a todos nos encantan las obras del Renacimiento, tenemos que reconocer que lo que se hizo fue una inmersión en el mundo de la forma, de la materia, y también de la diversificación y del individualismo.

Como ejemplo digo que que esa época se descubrió la perspectiva, y como las cosas no son porque sí, este descubrimiento hizo más visible aun la separación de las cosas, la idea de cercanía y lejanía, el ser humano se sumergió en el descubrimiento de todo esto. Antes del Renacimiento, la manera de ver el mundo era diferente, aunque nos parezca mentira. Cada persona no se veía a sí misma como individuo, sino como integrante de un clan familiar ó social, y lo que fuera bueno para ese grupo tenía que serlo para la persona. Eso era todo.

No existía en general la posibilidad de leer ó escribir, todo se transmitía en forma oral y la intuición estaba más desarrollada. Solo que no había mucha consciencia de todo eso.

Al aparecer un nuevo momento donde las formas se pudieron ver y explorar desde otra mirada, esto también sucedió en lo interno. Y el objetivo según el mismo Steiner, fue madurar la consciencia a nivel mental. Por eso la gran valoración de las ciencia, de lo racional, como manera de desarrollar a esa mente inquieta y apoyada en el razonamiento.

Uno podría decir.. bueno, pero hubo desarrollo de la música clásica, por ejemplo. Si, es cierto, solo que muchos han identificado de manera excesiva a la clásica con la crítica (que es mental), con la técnica (que se apoya en lo mental),  ó con la historia, el argumento (que es verbal).  Lo mental y lo verbal están íntimamente relacionados.

Para poder dar el paso siguiente, hay que ir soltando algunas cosas… por empezar… lo mental.  Y cómo hacemos?  Empezando por relajar la mente. Cuando lo logramos, comenzamos a percibir otras cosas, la respiración, si nos duele algo, si estamos cansados, quizás nuestras desiluciones, ó frustraciones, ó nuestras esperanzas y lo que nuestra alma está queriendo comunicar.

La mente hace ruido y no permite que nos escuchemos. Hay muy pocas personas que se animan a escucharse a si mismas, pero tendrán que ir siendo más, porque este mundo ya no se sostiene de la manera en que estamos viviendo.

Un aporte excelente es trabajar en esto a través de la música… porque ella no divide, sino que integra.

La  música desarrolla las capacidades del hemisferio cerebral derecho, asiento de la intuición, el pensamiento paralelo y la percepción extrasensorial.  El hemisferio izquierdo, que es raciocinio, es masculino, el hemisferio derecho es femenino y ambos tienen que estar en equilibrio para poder sentirnos bien.

Así que, teniendo como objetivo el poder centrarnos, equilibrarnos, y trabajar para que esto se genere, propongo que empecemos a unir las cosas.

Por ejemplo… propongo que durante esta semana, busquemos, entre todos, música que se relacione con el Elemento Agua. Cada uno buscará alguna música clásica que le represente ese Elemento. 

Por qué empiezo con el Agua? Porque es el Elemento vinculado en forma directa con la música.  El Agua como Elemento de la naturaleza (son cuatro: Fuego, Tierra, Aire y Agua), se relaciona con las emociones, la intuición, la sensibilidad, la percepción, lo materno, y los recuerdos arcaicos. Recuerden que venimos del mar. El mar ha sido la cuna de todos los seres vivientes…  y en nuestras células esto está grabado, está en nuestro inconsciente.

Antes de nacer vivimos nueve meses en un medio acuoso, y estamos formados por un 70% de agua!!!   Entonces claro que es importante este Elemento para nosotros. Más de lo que creemos.

Por frenar y reprimir su mensaje, es que nos enfermamos, así que… conectemos con la música, porque ella nos va a reconectar con el Agua, las emociones, y todo lo que en realidad nos hace sentir vivos.

La propuesta es… buscar músicas que para cada uno de nosotros represente al Agua… voy a empezar yo misma a hacerlo… por ejemplo… Chopin.

No interesa entonces subir cantidades de videos y picotear uno y otro, sino más bien, algunos pocos que podamos quizás, por primera vez, percibir de otra manera… 

Sugiero conectar a buenos parlantes lo que escuchamos, porque no es lo mismo hacerlo con un parlante sin capacidad de diferenciar matices.

De paso comento que Frederic Chopin, nacido a fines de febrero de 1810 (no se sabe exactamente la fecha, entre el 22 y el 1º de marzo), era pisciano, así que creo que es un ejemplo muy pero muy interesante. 

Piscis está simbolizado por el mar, es representado por dos peces que van en direcciones contrarias. Y eso expresa la naturaleza pisciana también. 

Por ahora… escuchemos… la música de un pisciano que se llamó Frederic Chopin…  conectemos con el Agua… y sus vaivenes, ciclos y altibajos… con el sentimiento…  nadie podrá decir que esta música no genera sensaciones que no son pensamientos…  está en otro nivel…  no pensemos… respiremos…  y animémonos a darle lugar a nuestra alma que quiere hablar… con música…


Chopin, el Agua, Piscis y la Sanación

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Elsa B. Mirol Colella
CTS-Centro de Terapias para la Salud
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