CIENCIA, PSEUDOCIENCIA
Y VERDADERA MEDICINA
(Acerca de la Terapia Floral y Medicinas Alternativas)
Comparto con todos ustedes este valioso testimonio, casi diría, único, por
tratarse de un excelente médico argentino, el Dr. Florencio Escardó, defensor
de las medicinas naturales como la homeopatía y la terapia floral y transmisor
de grandes verdades acerca del arte de curar.
Una de las glorias de la medicina humanista argentina, que honró la terapia
floral, escribiendo el prólogo del libro "La medicina floral de Edward
Bach" de la Dra. María Luisa Pastorino, el pirmer libro argentino de
terapia floral Bach.
Lo que el Dr. Escardó cita en sus dos prólogos que reproduzco más abajo, a
las dos ediciones del mismo libro, no tiene desperdicio y refleja la decadencia
de una medicina manejada por intereses ajenos a la salud de los pacientes.
Me genera tristeza observar que fueron escritos en 1987 y 1989, y que la
situación no solo no se modificó sino que empeoró. Actualmente la cantidad de pacientes
medicados es muy alta, habiéndose transformado en algo habitual recetar
psicofármacos, analgésicos, y tantos otros medicamentos, dejando a la antigüa
aspirina, en el lugar del más inocente de los medicamentos.
Para que recordemos y continuemos recordando a todos los profesionales de
la salud que dieron la Bienvenida en su momento a la Terapia Floral, como
verdadera medicina curativa, este artículo, de suma importancia para quienes
creemos con convicción profunda en las medicinas naturales.
Elsa B. Mirol Colella
Astrología y Psicoterapia Floral
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Reseña acerca de su vida y obra
Dr. Florencio Escardó
13/8/1904 - 31/8/1992
-Médico egresado de la UBA (1929)
-Decano de la Facultad de Medicina (1958)
-Fundador del primer Laboratorio de Bacteriología Pediátrica, un Centro
Audiovisual, el Pabellón de Psicología, Sala de Terapia para Grupos, un
Laboratorio de Isótopos reconocido por la Comisión Nacional de Energía Atómica
y de la Residencia de Psicología Clínica.
-Fundó la Escuela para Padres del Hospital de Niños
-Su carrera hospitalaria comenzó en la Maternidad Samuel Gache del Hospital
Rawson, pero su labor descollante transcurrió en el Hospital de Niños Dr.
Ricardo Gutiérrez, por 45 años ocupó diversos puestos: llegó a ser Jefe de
Servicio de la Sala 17 y Director del establecimiento.
-Fue presidente de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), y miembro
titular de la Academia Porteña del Lunfardo
-Fue honrado en 1984 con el Premio Konex de Platino y un Diploma al Mérito
en "Literatura de humor"
-Declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
-Mediante la Ley 1455/2004 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires
denominó con su nombre a un espacio verde, ubicado en la intersección de las
arterias Sánchez de Bustamante (acera impar) y Paraguay (acera par).
Sus palabras:
“Qué puede tener de revolucionario pensar que las madres deben estar con
sus hijos enfermos”, dijo Escardó en ese momento. Y “¿Cómo alguien puede
aprender pediatría si no se está al lado la madre? Tardé treinta y dos años en
conseguir que las madres entraran a la Sala en el Hospital de Niños –¡treinta y
dos años!– Es lo único de lo que estoy orgulloso en la vida"
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"La medicina floral de Edward Bach" (Dra. María Luisa Pastorino)
Prólogo a la primera edición
A decir
verdad, este libro de la Dra. Pastorino que me toca prologar, deja poco, muy
poco, casi nada que quepa al prologuista.
Tan cumplido y acabado es desde todos los puntos de vista. Sitúa el método de Bach en la órbita y en la
tónica que la Organización Mundial de la Salud (OMS), máxima autoridad en la materia, dictamina
como desiderátum que la exigencia del pensamiento universal exige más que
determina.
No me
cansaré de repetir que hay una sola y única medicina: “la que cura”, pero para llegar al resultado
apetecido y necesario se requiere una mente abierta y un espíritu no menos
abierto y, sobretodo, dotado de la suficiente valentía para enfrentar la
cultura dominante, la fraguada por las escuelas y las academias que ignoran ó
fingen ignorar que están al servicio de la poderosa industria farmacéutica y de
intereses que no siempre (tentado estoy de escribir casi nunca) son los de los
enfermos.
Afirmar que
en la actualidad el médico corriente está reducido a ser el agente de ventas de
la tal industria no es, en modo alguno, un concepto peyorativo sino la
formulación de una realidad flagrante y al mismo tiempo temible.
La historia
de la Talidomida debería ser la primera clase de todas las cátedras de
Terapéutica de todas las Facultades del mundo;
que así no sea es un silencio culpable de la consciencia médica y una
marca infamante para el espíritu humano.
Se declama
mucho sobre “derechos humanos”, pero ni por asomo se incluyen en esa
declamación los de los pacientes cuya vida y cuya salud están en manos de una
pseudociencia convertida en industria.
Frente a tal
estado de cosas, el médico que se resuelve a volver la vista hacia otras
maneras de curar, no autorizadas “oficialmente”, ha de afrontar un verdadero
martirologio que lo tilda fácilmente de charlatán ó curandero. Quien emprende tal camino ha de pasar por la
prueba iniciática de toda rebeldía en el campo cultural y de toda valentía en
el terreno espiritual, pero al hacerlo, se convierte en un ser de elección, que
poco a poco, (muy poco a poco), es reconocido por los sufrientes que lo “eligen”
culposamente ó huyen desilusionados de
una medicina rutinaria que al olvidar al hombre se ha olvidado de sí
misma; que ignora todo el acervo
tradicional que nace con Hipócrates, a menudo asistido por Perogrullo, maestro
de maestros, y que solo reconoce resultados y no teorías, curaciones y no
hipótesis.
Quien
ejerce, por ej la Homeopatía, se ha
elegido a sí mismo porque ha elegido al hombre.
Lo mismo he
de decir de este admirable trabajo de la Dra. Pastorino que, repito, deja poco
que decir al prologuista, dentro de su tema.
No busca
imponer una determinada filosofía, simplemente narra su cotidiana experiencia y
la experiencia de esa cotidianeidad;
sabe lo que arriesga, lo intenta y lo hace con el estilo diáfano y
directo de los veraces convencidos de su veracidad.
Yo me siento
orgulloso de que me haya elegido su prologuista porque ello entraña que conoce
y reconoce en mí la ortodoxia de mi heterodoxia.
Desde estas
páginas mínimas le auguro todo el éxito que merece, pero siento y deseo que sus
mejores lectores sean no los médicos, en los que no creo mucho como
innovadores, sino los pacientes que
esperan lealtad espiritual con sus sufrimientos.
Carrasco,
Montevideo, abril 1987
Florencio
Escardó
Profesor
Emérito de la Universidad Nacional de Buenos Aires
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Prólogo a la
segunda edición
No es
frecuente en la práctica bibliográfica que el prologuista de la primera
edición, lo sea también de la segunda. Pero resulta que el caso presente así lo
determina en cuanto al libro de la Dra. Pastorino no solo ha obtenido un éxito
que no habrían alcanzado las obras del propio Bach, que traducidas al
castellano, estaban hace tiempo en nuestras principales librerías, sino que ha
despertado en forma resonante un interés del gran público hacia una forma
terapéutica de ésas que, sin razón alguna, se han dado en llamar “alternativas”,
queriéndose, tal vez, que pueden alternar con otra forma de curar que tiene
algo así como la principalidad y primacía, lo que está muy lejos de ser
legítimo ya que con todas sus variantes, la medicina oficial de escuelas y
academias no hace sino servir los intereses de la poderosa industria farmacéutica
convertida en pseudociencia.
Tal
aseveración se enriquece con el silencio y semiocultación que en los medios
galénicos ha obtenido el formidable alegato de Ivan Illich “Némesis Médica” y
otras publicaciones de igual tendencia y doctrina.
La
conspiración del silencio ha sido siempre arma favorita de los intereses
mezquinos y poderosos. La primera
edición de esta obra y la eficaz sencillez que animan y encienden su estilo, ha
dado un toque de atención hacia lo que en justicia puede llamarse la nueva
medicina, ya que es realmente nueva en la consciencia cultura. La medicina que
no es el devenir histórico, no es otra cosa que un menester cultural aplicado,
en toda la extensión y profundidad que tiene la palabra cultural.
A la trágica
significación de la Talidomida, a que me referí en el primer prólogo, se suma
ahora la del Distilbene que ha impresionado poco ó nada la consciencia de los
médicos. Y la enfermedad de Rege
(hidrocefalia grave en niños tratados con aspirina en casos de gripe ó
varicela).
Pero no para
ahí el efecto de la obra que hoy reprologo.
Muchas gentes y, lamento decirlo, pocos médicos se han podido asomar al
conocimiento de una psicología fundamental y trascendente lo que no es poco logro
frente a los vericuetos teóricos y prácticos de la distintas ramas
psicoanalíticas que han perturbado en mucho la visión de múltiples gentes sobre
los problemas del alma humana.
Es con
satisfacción y alegría que auguro a esta nueva edición la misma y merecida
suerte de la primera y la esperanza fundada en otras sucesoras.
Buenos
Aires, marzo 1989
Florencio
Escardó
Profesor
Emérito de la Universidad Nacional de Buenos Aires
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Elsa B. Mirol Colella
Consultoría Psicológica, Astrológica y Floral
CTS-Centro de Terapias para la Salud
info@center-salud.com
www.center-salud.com
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