martes, 4 de diciembre de 2012

Meditación enraizamiento



EJERCICIO DEL ARBOL  
NUESTROS PADRES COSMICOS 





El árbol
El árbol ha sido considerado como símbolo del Yo impersonal que se encuentra más allá de los opuestos y, por consiguiente, tan seguro de que ninguna de las alegrías y pesares de la vida pudiera afectarlo.  Sus raíces se hunden en la tierra ó Madre Cósmica y sus ramas se alzan hacia el Sol ó Padre Cósmico, extrayendo su sustento de estas dos fuentes para mantenerse firme y erguido entre el Cielo y la Tierra.

Hacemos uso de este símbolo en un ejercicio, para ayudar a las personas a  prepararse para el eventual logro de liberarse de la constante tracción de los opuestos.

También sirve para vincular a las personas con sus propias versiones de la Madre y el Padre Cósmicos, arquetipos que todos compartimos y que contienen los nutrientes reales que todos necesitamos, pero que rara vez recibimos de nuestros propios progenitores, por mucho amor y apoyo que hayan tratado de darnos.

Las personas que comienzan a utilizar el símbolo del árbol, empiezan a darse cuenta, gradualmente, de una creciente sensación de seguridad, bienestar y fuerza y que va desapareciendo ese sentimiento que quizás arrastran desde la infancia, de sentirse rechazados ó faltos de cariño.

1) Cerrá los ojos, relajate y retirate a tu interior… pedí al Universo que elija un árbol específico para vos y describilo. No importa que no sepas su nombre, pero sí que lo veas claramente…tomate el tiempo necesario para elegirlo y recordá que podrás cambiarlo más adelante, si otro árbol fuera más apropiado.

2) Una vez que tu árbol haya aparecido, observalo cuidadosamente para que su forma y detalles se graben en tu memoria y puedas recodarlo a voluntad.

3) Imaginá que te vas acercando realmente a él, abrazate a su tronco y sentí la energía que lo llena. Apartate de vez en cuando del tronco, sin dejar de tocarlo, para que compruebes su fuerza y su solidez.

4) Ahora girá sobre vos mismo y apoyá tu espalda contra el tronco, quedate de pie ó sentate en el suelo, según lo prefieras, siempre en contacto con él. Sentí la firmeza del tronco en tu espalda y, conscientemente, apoyate contra él con todo el peso de tu cuerpo, dejando que te sostenga.

5) Permitite sentir la alegría y el descanso de que el árbol te sostenga tan completamente y relajate. Decite a vos mismo que la seguridad que te ofrece es saludable porque, al contrario de lo que sucedería si te apoyases en otro ser humano, te fortalecerá en lugar de debilitarte.  

6) Ahora, tratá de sintonizarte con el árbol, identificándote lo más que puedas con él. Intentá ser uno con él. Comenzarás a sentir ahora cómo sus raíces se extienden sedientas hacia las profundidades de la tierra y extraen de ella los nutrientes que el árbol necesita para florecer y desarrollarse alto y fuerte. Tratá de sentir vos mismo cómo succionás de las profundidades todo aquello que necesitás para nutrirte y sustentarte de la Madre Tierra. 

7) Con cada inhalación, extraé este alimento vital para vos y dejalo fluir por todo tu sistema. Con cada exhalación de tu aliento, echá cualquiera de los temores, dudas, ansiedades u otras emociones negativas que pudieran estar bloqueando lo beneficioso que recibas de la afluencia de esta energía.

8) Repetí lentamente, concentrándote en la respiración y en la experiencia del bienestar y la satisfacción que comenzarás a sentir. 

9) Ahora, elegí, de manera consciente, algunos atributos: el amor, la compasión, la ternura, la seguridad que hayas ansiado recibir de tu madre y que ella, siendo humana, no siempre te pudo dar, por mucho que lo hubiera intentado.  Bebé de todo lo que necesites de esa fuente, y desechá todo lo que impida que ello fluya dentro tuyo.

10) Cuando te sientas satisfecho, llevá tu atención hacia lo alto, hacia las ramas y las hojas de tu árbol extendidas hacia el Cielo para extraer de los rayos del Sol la energía y la luz de Padre Solar, las cuales, junto con el alimento de la Madre Tierra, te fortalecerán y ayudarán a cada parte tuya a desarrrollarse, del mismo modo en que lo hacen para el árbol.  Nuevamente, con cada inhalación, llenate con esta energía solar y con cada exhalación deshacete de todo aquello que pueda obstaculizar este proceso, como los temores, las dudas ó el sentimiento de indignidad.

11) A medida que respires profundamente, permiti que entren em tu mente aquellos atributos paternales que de nino/a echaste de menos en tu própio padre, tales como el coraje, la sabiduría, la comprensión y la aceptación. Tratá de impregnarte en ellos hasta sentirte satisfecho/a y dejalos fluir hacia los vacíos que hay dentro tuyo.

12) Mantenete por un tiempo, suspendido entre ambos Padres, inhalando sus atributos y exhalando cualquier cosa que pudiera bloquear esta nueva fuente de nutrición.

13) Girá lentamente y colocate de cara al árbol, para agradecerle todo lo que te ha dado.

14) Volvé con calma a tu estado consciente, trayendo con vos todo lo que has vivenciado, prometiéndote volver con regularidad junto a él para renovarte.

Si tuvieses acceso a un árbol real, podrás realizar todo el ejercicio apoyado/a contra su tronco, volviendo la vista hacia la tierra y hacia el cielo a medida que lo desarrolles.

Este ejercicio debería ser practicado al menos una vez al día, pero no hay límite, ya que podrías querer repetirlo varias veces, en especial si, por cualquier razón, te sintieras débil ó inseguro/a.

Elsa B. Mirol Colella

CTS-CENTRO DE TERAPIAS PARA LA SALUD
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