LA ASTRO-PSICOLOGIA DE LAS SIETE ENFERMEDADES PRIMARIAS DEL HOMBRE, SEGÚN EDWARD BACH
(Peter Damian - Parte I)
La Astrología Médica es el arte y la ciencia de determinar mediante el horóscopo natal las enfermedades ó dolencias a las cuales un individuo está predispuesto. El empleo de la Astrología como instrumento de diagnóstico dentro de la práctica de la medicina se remonta a muchos miles de años atrás. Los científicos ocultistas dirían decenas de miles, retrocediendo hasta la época de la Atlántida y Lemuria.
Hasta los historiadores convencionales han afirmado que las antiguas civilizaciones y culturas (como los caldeos, hindúes, persas, fenicios, hebreos, egipcios, para nombrar solo unos pocos), habían comprendido la precisa e íntima relación que existe entre cada ser humano y las fuerzas de los cielos. Y cómo las estrellas y los planetas conversan, intercambian e interactúan –tanto física como psicológicamente- con todo individuo que está sobre la Tierra. En una época era necesario saber Astrología para ser médico.
Los perfiles de la personalidad y las implicancias psicológicas correlativas a todas y cada una de las enfermedades, que solo recientemente han sido redescubiertas por los médicos y psicólogos modernos, son inherentes a la Astrología y a todas las Ciencias Ocultas, y conocidas para los astrólogos, metafísicos y curadores espirituales por cientos de siglos.
Estas artes ocultas y ciencias psíquicas siempre han entendido la relación única que existe entre cada persona y el universo.
“Así como es arriba, es abajo”, es el axioma hermético y astrológico que se aplica a esta verdad. También se entendía que cualquier violación de esta ley ó cualquier disonancia en la armonía celeste entre las personas y “Todo lo que Es”, lo que significa nuestro “Padre Celestial” y nuestro hogar, va a arrastrar enfermedad tras enfermedad.
Milenios antes de que el término “medicina holística” se conociera, los médicos esclarecidos aplicaban la comprensión diagnóstica de la Astrología, las Medicinas Naturales de la Naturaleza, las Fuerzas Espirituales de la Metafísica y todos los misterios sacerdotales a la curación de hombres y mujeres, restaurando a los enfermo0s y a los débiles y devolviéndoles la sublime categoría de criaturas del Gran Universo. Hoy en día curarse todavía significa recuperar el equilibrio ó hacerse Uno con la Unidad, que es la fuente inagotable de la salud y la felicidad.
Sin duda, en ese ámbito, Edward Bach se hubiera sentido como en su propia casa, de acuerdo con la práctica ocultista y la filosofía de tratar al paciente y no a la enfermedad. En “Cúrate a ti mismo”, Bach expone la filosofía metafísica según la cual toda enfermedad es el resultado de un “error primario”, que es actuar contra la Unidad, ó el error del egoísmo. El amor a uno mismo en exceso, sin considerar a los demás (ó egoísmo), se desarrolla a partir de la ilusión de que el individuo está separado realmente del Todo (que es la Unidad). Este es el principio de todos nuestros males colectivos y se experimenta como enfermedad. Como nos imaginamos que somos autónomos y estamos fuera de la Naturaleza y de los Cielos, nos negamos a nosotros mismos el acceso al Único Poder Verdadero que es el Universo, cortando los caminos de poder que nos conducen directamente a la Fuente de Vida que es nuestro sustento. Es así que comenzamos a debilitarnos y a languidecer, como una planta a la que le falta la luz del sol, permitiendo que la enfermedad nos atrape.
Según Bach, el amor egocéntrico produce primero discordia y desacuerdo dentro del ser, y culmina con la enfermedad del cuerpo físico. Bach sostenía que la única gran fuerza curativa es la Ley Divina del Amor.
Este “error primario”, esta “primera y única aflicción, desacomodo ó enfermedad” que describe Bach, puede manifestarse como siete tipos, actividades ó defectos, transformándose en la raíz de todas nuestras dolencias.
Los siete tipos son: orgullo, crueldad, odio, egoísmo, ignorancia, inestabilidad y codicia. Cada uno de estos defectos de carácter ofende a la Unidad que es Todo lo que Es.
Bach nos dice, además, que si continuamos y persistimos en estas sendas –especialmente después de que hemos alcanzado el nivel de desarrollo en el que somos conscientes de que estas actividades están mal- precipitamos el des-acuerdo en la comprensión causal de la palabra, que luego se va transformando en enfermedad ó dolencia del cuerpo físico.
En “Cúrate a ti mismo” Bach escribió primero acerca del orgullo. Este es el tipo de orgullo que “precede a la caída”. Bach sentía que el orgullo había nacido de la excesiva autoestima, y debido a la “falta de reconocimiento de la pequeñez de la personalidad y a su absoluta dependencia (del orgullo) con respecto al Alma”. Con esto quería decir que la palabra “personalidad” representa el yo temporal, la “fachada que dura toda una vida”, la máscara que nos auto-construimos a la que Freud denominó “ego”. Cuando este apéndice del Ser Mayor, en su menor capacidad, como una especie de gobernador provincial, se arroga demasiado poder para sí, se vuelve engreído e ingrato, como un niño malcriado. El orgullo se niega a reconocer “que el éxito mundano no se debe al orgullo mismo, sino que es una bendición concedida por la Divinidad interior” El orgullo puede hacernos perder nuestro sentido de las proporciones, porque somos solo una partícula (ó célula) infinitesimal en el cuerpo de la creación.
Bach concluye: “Como el Orgullo se niega invariablemente a inclinarse con humildad y resignación a la Voluntad del Gran Creador, comete acciones que son contrarias a esa Voluntad”. Es posible suponer que todas las personas, hasta cierto punto y en determinado momento, están predispuestas al defecto/desacuerdo llamado orgullo.
El orgullo va de la mano con la obstinación. La orgullosa obstinación siembra y recoge su propia cosecha única y amarga de dolencias físicas. Aquellos que son auto-exigentes, arrogantes o rígidos en su mentalidad, son propensos a la rigidez y envaramiento corporal. Bach entendió la relación que hay entre la personalidad y el cuerpo, y el simbolismo de la Astrología agrega su propio testimonio a este concepto.
La parálisis puede deberse a una cristalización excesiva de la voluntad. Astrológica o Metafísicamente, este tipo de enfermedad está liado con los cuatro signos fijos, o a aflicciones que conciernen en el horóscopo al planeta Urano (la voluntad).
Ciertos tipos de artritis o reumatismos también están relacionados con el mal uso de la voluntad, especialmente los que afectan a la espalda, la columna o las articulaciones (que simbolizan la flexibilidad), como las rodillas (humildad). En estos casos también está implicado el planeta Saturno, que puede expresarse como antagonismo reprimido, lo que indica una falta de predisposición para adaptarse y fluir con el ritmo de la vida. Junto a estos indicadores, el Sol mismo (símbolo del orgullo y del ego), puede estar involucrado por aspecto, si la personalidad muestra una conducta arrogante o vanidosa.
En el sistema de Bach, algunas personas son más sensibles a los pecados de orgullo que otras. Considérese a los que necesitan Vervain, Chicory, Water Violet, y en menor grado a los que necesitan Impatiens y Mimulus. “Cuando empieza el orgullo, termina el amor”, no importa de qué tipo de persona se trate.
(…continuará)
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