LA ASTRO-PSICOLOGIA DE LAS SIETE ENFERMEDADES PRIMARIAS DEL HOMBRE, SEGÚN EDWARD BACH
(Peter Damian - Parte III)
Bach decía que "la inconstancia, la indecisión y la debilidad de propósito son el resultado de una personalidad que se niega a ser regida por el Yo Supremo, y que nos lleva a traicionar a los demás a causa de nuestra debilidad. Dicho estado sería imposible si dentro de nosotros tuviéramos la noción de la Divinidad Inconquistable e Invencible, que somos en realidad nosotros mismos.
Astrológicamente, la inconstancia aparece en los horóscopos donde las posiciones planetarias predominan en los elementos más sutiles como el Fuego, el Aire ó el Agua. La Tierra y los signos fijos echan lastre al horóscopo. La ausencia de planetas en los signos fijos ó de Tierra deja a las energías "sin cable a tierra". Entonces la tendencia a la inestabilidad aumenta. Observamos este fenómeno ejemplificando en la irritabilidad e inquietud de los tipos Impatiens ó Agrimony, la indecisión y vacilación de Scleranthus ó Cerato, ó la voluntad débil de Clematis. Esta inconstancia es algo más que una simple pereza.
Bach menciona las más graves consecuencias de traicionar a los demás a causa de nuestra propia debilidad. Puede ser tan dramático como la traición adjudicada a Judas, ó un asunto cotidiano como desilusionar a otra persona por falta de continuidad en nuestros propósitos. La inestabilidad mental pueden tener los mismos efectos en el movimiento y coordinación del cuerpo. Las inestabilidades físicas pueden ir desde la torpeza y el descuido hasta la predisposición a accidentes peligrosos. El planeta Urano suele ser indicador de este comportamiento, cuando aflige a Mercurio (para la actividad mental), ó a Marte (para la actividad motora).
Está claro aquí el mensaje de Bach: no podemos permitirnos seguir luchando de manera dispersa. Cada uno de nosotros tiene el deber de perfeccionarse y evolucionar. Como las palabras de Marco Aurelio: "¡Levántate ó haz de modo que te levanten!"
Por último está la codicia. Bach la consideró una negación de la libertad y de la individualidad de cada alma. La codicia precede al ansia de poder. Ignorando los derechos que las otras personas tienen -para desarrollarse a su manera, a su propio ritmo y de acuerdo a los designios de su propia alma- los codiciosos tratan de usurpar el rol del Creador, esclavizando a otros en aras de su propia avidez de poder.
Uno se acuerda inmediatamente del tipo que requiere Chicory, y al mismo tiempo, del contraste entre el tipo Chicory y el Water Violet. Astrológicamente, tales ansias de poder implicarían fuertes aspectos entre los planetas que ocupan Leo y Escorpio. Plutón estaría relacionado probablemente, con planetas personales.
La retribución física a la codicia, ó al deseo de dominar a los demás, es que el codicioso se vuelve un verdadero esclavo de sus deseos y de su cuerpo. Tal enfermedad impedirá en última instancia el cumplimiento de sus ambiciones egoístas. Cuando Plutón aparece implicado, es posible que se presenten adicciones u otras conductas compulsivas que, eventualmente, socavan el autocontrol.
Lo irónico es que un planeta benéfico puede implicarse en los aspectos más avariciosos de la codicia: Júpiter. Cuando Júpiter está afectado, la glotonería -un matiz muy pecular del egoísmo- abruma al apetito con tal pasión por su propia complacencia que deja al estómago, el hígado, el intestino, la sangre -y así a todo el cuerpo- en abierta dependencia de la enfermedad.
CTS-Centro de Terapias para la Salud
Elsa B. Mirol Colella
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