ARGENTINA Y LA MEDICINA FLORAL
Estoy totalmente segura, como terapeuta floral desde hace 22 años, que la Terapia Floral continua sin ocupar el lugar que se merece.
Vivimos en un país sumamente materialista, que por cuestiones seguramente muy profundas, que el tiempo develará, y tal vez, si tenemos suerte, cuando finalice el tránsito de Plutón sobre Capricornio e ingrese en Acuario.
Argentina es un país incluso considerado por otros países latinoamericanos, como de población "soberbia". Creo en lo personal, que es así, pero asocio esa soberbia a que prevalece aquí la hipervaloración de lo mental-intelectual.
Cuando esto sucede, tanto en el nivel personal como colectivo, en realidad, revela inseguridad, y falta de conexión con lo corporal, lo emocional, con la tierra, con las raíces.
Existe una identificación con el nivel mental y se construye desde allí. Entonces podemos ver que éste es un país muy "teórico" y con muchos "teóricos". Un país que supo formar muchos científicos de ciencias duras, escritores, intelectuales, filósofos...
El problema surge cuando existe un desequilibrio entre los distintos elementos que conforman a una persona. Necesitamos la mente para el nivel racional, las emociones para el nivel del sentir, el cuerpo para el nivel de la supervivencia biológica. Todos son importantes. Y por supuesto, como motor principal de estos tres, el nivel espiritual, que es el que los nutre.
Si bien las instituciones que en este momento por el tránsito de Plutón sobre Capricornio, están siendo replanteadas, todas, este país es especialmente "mental". Y esto es lo que aparece como escollo para que la Terapia Floral sea adecuadamente comprendida, aceptada y utilizada.
Cuesta mucho comprender que no solo existe lo que vemos, sino la energía sutil aquí. Entonces se hipervalora a la medicina alopática, que pone énfasis en el cuerpo físico y que está mostrando de una manera brutal en qué se ha convertido hoy, hablando de generalidades, y no de excepciones. Y esta cuestión va de la mano del materialismo que aleja a las personas de su alma y de su conexión con lo inefable, muy lamentablemente.
En otros países de habla hispana e incluso en Brasil, la Terapia Floral es mucho más respetada que aquí, incluso existen varios sistemas florales locales. Las personas tienen mayor conexión con su cuerpo y sus emociones, mucho más que aquí.
Aun los médicos formados en la alopatía que se han inclinado hacia la homeopatía, conservan en su discurso, un enfoque en el cual pareciera que les cuesta hablar de asuntos espirituales, aun en esos casos, aunque parezca mentira.
Entonces, aunque se hable de homeopatía, las mismas personas interesadas, los potenciales pacientes, buscan respuestas "alopáticas", es decir, por qué tal cosa, por qué tal otra, qué remedio hay para esto o aquello, esperando sentirse mejor, sin cambiar nada en sus actitudes ó en sus emociones, etc.
Precisamente, esto es lo que constituye
un escollo muy grande para la Terapia Floral, dado que el Dr. Bach era
homeópata, había retomado el camino de la investigación del Dr. Hahnemanhh del
S XIX, y sin embargo quiso encontrar una terapia energética, sutil, que
enfocara principalmente en el mundo emocional y espiritual del paciente.
El logró unir todo... cuerpo, emociones, mente, espíritu. Y fundamentó su descubrimiento a través de toda una filosofía muy profunda, donde el alma ocupaba un lugar primordial.
Puedo decir, después de haber estudiado esos fundamentos, que no existe Terapia Floral sin el concepto de alma, sin una conexión con el Yo Superior del mismo terapeuta y del consultante.
No existe Terapia Floral sin rendir respeto al alma del consultante, sin considerar que antes que nada es un alma encarnada que viene a vivir una experiencia terrenal y que su personalidad de pronto se opone, obstaculiza esa experiencia, razón por la cual aparecen síntomas y enfermedades tanto físicas, como mentales y emocionales.
Los que elegimos la Terapia Floral, porque comprendimos totalmente su esencia, porque resonamos con su filosofía, porque casi sentimos que no teníamos que estudiarla, porque ya "sabíamos" lo que íbamos a aprender (esto fue una experiencia personal durante mi primer curso de Flores de Bach), tenemos una difícil tarea en este país, pero estemos segurísimos, que las semillas plantadas son oro en polvo, que ya están iluminando la tierra donde fueron depositadas, y que contribuyen y van a contribuir con la construcción de una nueva sociedad.
Llevamos unos 30 años aproximadamente, de inclusión de tratamientos florales en la población de este país, y aun en los casos en los que no se respetó el tratamiento, ó se realizó solo sintomáticamente, tenemos que saber que cuando las esencias florales entran en contacto con el cuerpo energético de una persona, dejan una impronta, un aprendizaje para la personalidad, y ese cuerpo ya no es el mismo que lo que era. Al facilitar la esencia floral, el vínculo con la propia alma, hay una modificación positiva que no retrocede.
En algún momento, cuando la población de
este país sea purificada por los Tiempos de Fin de Ciclo que atravesamos, la
Terapia Floral ocupará el lugar merecido entre las terapias energéticas, mucho
más adecuadas para personas elevadas que reconocieron el mundo espiritual y la
necesidad de conexión con él.
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