jueves, 8 de mayo de 2014

DR. EDWARD BACH Y LA FILOSOFIA ORIENTAL

BACH METAFISICO





Aunque resulta difícil aventurar la presencia histórica de una influencia directa del pensamiento metafísico sobre la formación del cuerpo de doctrina de la Terapia Floral hay que reconocer la existencia de coincidencias, significativas y profundas, que hacen pensar en la posibilidad de que esta conexión sea algo más que una mera especulación.

El Hinduismo, el Budismo y la Teosofía podrían entonces ser Ejes Inspiradores del Pensamiento Bachiano.

La Teosofía contemporánea tuvo el mérito de atraer el interés del pensamiento occidental hacia los Estudios Orientales. El Hinduismo y el Budismo, forman parte de su doctrina. Y aunque entre todas estas filosofías existen algunas diferencias, resulta plausible pensar que el interés por uno, en el acceso occidental de la época de Bach,  implica necesariamente a los otros.

Al respecto de la valoración que Bach tenía sobre la Medicina y el pensamiento de la India señala en Cúrense a ustedes mismos:

“Ya quinientos años antes de Cristo algunos médicos de la antigua India, trabajando bajo la influencia de Buda, elevaron el arte de curar a un estado tal de perfección que fueron capaces de eliminar la cirugía, aunque las intervenciones quirúrgicas de su tiempo eran tan eficientes o más que las de nuestra época.” (Bach)

Pero mas allá de la admiración por una obra o una concepción existen en los textos de Bach concordancias substanciales con el pensamiento metafísico oriental que vamos a tratar de establecer:

El hecho de plantear la doble naturaleza del hombre, Alma y Personalidad, la doble condición de inmortalidad y mortalidad, de atemporalidad y temporalidad, de estructura e historia, coloca al pensamiento de Bach en el mismo punto de partida de la metafísica:

• Cómo trascender la situación histórica y temporal de la personalidad, como no dejarse consumir por los condicionamientos e ilusiones de la encarnadura

• Cómo encontrar en la tierra y en los arraigos de la vida el sendero adecuado que lleve a la liberación.

• Cómo erradicando la ignorancia encontrar el alma libre de los condicionamientos y limitaciones propias de la existencia humana.

A partir de la idea de que la perfección es una herramienta para obtener la liberación y no un fin en si  mismo, puede reconsiderarse a la Terapia Floral como un camino para ayudar a las personas en el proceso mayéutico y alquímico de la liberación de los condicionamientos de la personalidad.

Del mismo modo que la Terapia Floral busca la “libertad absoluta” la conquista de este estado de conciencia es la razón de toda la filosofía metafísica, ya sea esta: hinduista, budista o teosófica.

Este pensamiento metafísico oriental puede ser entendido como un sistema terapéutico, ya que sus fundamentos filosóficos han sido enunciados clínicamente a modo de síntomas, causas y terapéutica. Así quedó establecido por el Buddha cuando enunció las 4 Nobles Verdades:

1.      La existencia del sufrimiento.
2.      El origen del sufrimiento.
3.      La posibilidad de erradicar el sufrimiento.
4.      El camino para liberarnos del sufrimiento.

El budismo (al igual que el hinduismo y la teosofía) puede ser comprendido como un camino terapéutico para liberarnos de los condicionantes de la encarnadura; para trascender las limitaciones de nuestro ser, desarrollando las cualidades inherentes de nuestra propia Alma.

Esta doble presentación del pensamiento metafísico (budista) lo hace único. Por un lado es enunciado como la liberación de las causas que conducen al sufrimiento recurrente, mientras que por otro es enunciado como la actualización de nuestras potencialidades más altas.

Y es precisamente esta concepción de un camino para la realización más plena, que al mismo tiempo, nos libera del sufrimiento y de la enfermedad, llevándonos a la salud más completa es -al menos- compatible con la visión que el Dr. Bach sostenía con respecto al Ser, sus limitaciones, sus dolores, su salud, y el proceso de llegar a ella; todo lo cual plasmó en su sistema terapéutico.

Algunos de las visiones comunes, que comparten tanto el pensamiento metafísico como el pensamiento floral se pueden articular como:

1. El Sufrimiento
 La experiencia humana, en si misma, engendra sufrimiento. No se trata de una condición posible, sino de una condición existencial inherente a la vida misma.

El origen de esta posición universal no puede atribuirse al castigo divino, al pecado original o al peso del pasado, sino a un estado de ignorancia que consiste en tratar a la experiencia psicocorporal de la Personalidad como la realidad del Alma.

Tal confusión entre lo transitorio y lo inmortal está en la raíz del sufrimiento y la liberación sólo puede alcanzarse si previamente se logra erradicar semejante error.

El sufrimiento es entonces visto como una fuerza primaria de la evolución humana, más que como un castigo frente a faltas realizadas:

“La enfermedad es puramente correctiva; no es ni vengativa ni cruel, sino el medio adoptado por nuestras propias Almas para señalarnos nuestras faltas; para evitar que cometamos más errores; para encauzarnos de vuelta por el sendero de la verdad y la Luz del que nunca deberíamos habernos apartado.” (Bach)

 2. La Enfermedad
 De acuerdo con el pensamiento budista la ignorancia (estrechez mental), el apego (deseo/codicia) y la aversión (agresión/odio) son los tres venenos que intoxican la mente y conducen a la infelicidad y el dolor.

La ignorancia provoca el obscurecimiento, ya que impide la identificación de los estados insanos de la mente como equívocos, y debido a ello la generación del apego y la aversión, mecanismos sobre los cuales se fundamenta la actuación del ego.

El ego, la sensación de una identidad única, inherente y separada, es la causa de los tres venenos mentales que producen los trastornos psicofísicos que conducen a la enfermedad.

Se lee en los textos médicos budistas:

            “El arte de la curación implica el mantenimiento del equilibrio dinámico entre las tres divisiones de la fisiología humana y los reinos a los que corresponden en la mente: la voluntad, el pensamiento y la emoción.”

Esta idea de la enfermedad como resultado del sostenimiento de una identidad inherente, única y separada (el ego), contraria a la Unidad, también es claramente distinguible en la obra de Bach:

            “Las enfermedades primarias verdaderas del hombre son defectos como el orgullo, la crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad y la codicia [todos ellos producciones del ego] y si analizamos cada uno de ellos, descubriremos que todos son contarios a la Unidad.” (Bach) [El entrecorchetado es mío. N. del A.]

Lo que pone en relevancia que, tanto para la metafísica oriental como para Bach, la enfermedad no es material en su origen. Y que:

                  “La enfermedad no será curada o erradicada jamás por los actuales métodos materialistas, por la simple razón de que su origen mismo no es material.” (Bach)
   
3. Cuerpo, emoción y mente no separados
Según el Tantrismo Shivaista una de las ramas poco ortodoxas del hinduismo, el cuerpo y la mente (que también manifiesta la emoción) no se encuentran separadas, sino íntimamente unidas, pues para el tantrismo, lo inmanente y lo trascendente, en aparente contradicción, son sólo la manifestación externa de una síntesis superior que las engloba y de la cual han surgido.

De igual forma para Bach, no hay diferencia entre el cuerpo y el psiquismo, se trata de una misma cosa porque al enfermar, la respuesta es total de la persona.

No se enferma nuestro cuerpo o nuestra mente, sino el ser humano en totalidad.

“El Universo es la manifestación de Dios; en su nacimiento, es el renacer de Dios; en su final, es Dios en su manifestación más elevada. Lo mismo sucede con el hombre: su cuerpo es la exteriorización de él mismo, la corporización de las cualidades de su conciencia.” (Bach)

 4. La Construcción de Sujeto
 La liberación del sufrimiento implica la construcción de un Sujeto, sujeto a la Ley de la Evolución y no a la Ley de la Satisfacción.

Un Sujeto que se configura, en palabras de Jung, mediante un proceso de naturaleza histórica que consiste en la “constitución y particularización de la esencia individual” que implica la plena diferenciación del sujeto de la psique colectiva.

Una esencia individual, individuada de la colectividad, pero no separada de ella. Una esencia individual que se separa de la inercia de la colectividad, pero recupera su reconexión y comunión con la Totalidad.

Es decir, que se alcanza una identidad individual, carente de la autoconcepción de sí misma como inherente, única y separada –visión que fundamenta el sistema de apegos y aversiones, que constituye en forma práctica nuestro ego, pero en estrecha consonancia con la completud.

Y es esta constante construcción de sujeto la que constituye la meta final de la terapéutica floral.
 “No tengamos temor de zambullirnos en la vida; estamos aquí para adquirir experiencia y conocimientos, y aprenderemos muy poco si no nos enfrentamos a la realidad y extremamos nuestras posibilidades.” (Bach)

 5. La Encarnadura
 La metafísica oriental nos habla de que la vida encarnada es sólo un momento en la evolución del Ser, un estado entre otros estados, un “entreestado” planeado para adquirir experiencia y sabiduría. Pues el irnos liberando de las tendencias inerciales de nuestra propia mente y de las del colectivo, es algo que nos ocupa más de una vida.

Similarmente para Bach, la presente vida no es la única, sino sólo un “día de colegio” que nos permite adquirir conocimiento y perfeccionarnos. La existencia, entonces, es un proceso “educativo” y cada “día de colegio” representa un punto en el espiral ascendente de la evolución.

 “La verdadera naturaleza de nuestro Yo Superior, el conocimiento de vidas pasadas y posteriores, aparte de la presente, ha significado muy poco para nosotros, en lugar de convertirse en la guía y el estímulo de cada una de nuestras acciones.” (Bach)

De igual forma para ambos, el proceso cíclico del encarnar termina cuando se alcanza la trascendencia, la liberación de las propias limitaciones, cuando lo trascendente y lo inmanente, lo sempiterno y lo perecedero se sintetizan en lo presente. Y de esta forma se alcanza la manifestación más plena de las propias potencialidades.
 6. La Libertad
 Nos dice Bach que: “La libertad absoluta es nuestro derecho de nacimiento, pero esto sólo puede lograrse cuando garanticemos la misma libertad a toda Alma viviente que pueda entrar en nuestras vidas.” (Bach)

El pensamiento oriental expresa las mismas ideas cuando habla de la Iluminación como el estado en el que, habiéndonos liberado de cualquier influencia externa que nos condicione, somos capaces de ser lámparas para nosotros mismos; al mismo tiempo que afirma que cada ser humano tiene la capacidad de la autotrascendencia, es decir, de llevarse a sí mismo a la trascendencia, de acuerdo a su propio camino.

7. La Vocación
Para el pensamiento oriental Dharma tiene una doble connotación, pues es  inmanente y trascendente simultáneamente. La primera se refiere a su utilización y aplicación por el hombre y es equivalente a que el hombre viva de acuerdo a los dictados de su propia Alma, mientras que la segunda implica la adecuación a la Voluntad Divina de la cual el Alma es sólo un reflejo.

En este sentido Bach es claro al expresar:

            “Cada uno de nosotros tiene una misión divina en este mundo y nuestras almas usan nuestras mentes y nuestros cuerpos como instrumentos para la realización de esta tarea; de esa forma cuando los tres están trabajando al unísono, el resultado es la salud y la felicidad perfecta.” (Bach)

            “La salud verdadera es la felicidad y la felicidad es tan fácil de obtener porque es la felicidad de las cosas pequeñas; haciendo las cosas que realmente nos encanta hacer, estando con las personas que verdaderamente nos gusta. No hay tensión, esfuerzo ni lucha por lo inalcanzable, la salud está allí para que nosotros la aceptemos en cualquier momento cuando lo queramos. Es encontrar y hacer el trabajo para el que realmente somos adecuados.” (Bach)

            “El terapeuta debe reconocer en el enfermo que su dolencia se debe exclusivamente a la pérdida de expresión espiritual que sigue al colapso de su Divina misión, provocado por los pensamientos e influencias del entorno.” (Bach)

Con esta brevísima comparación entre el pensamiento floral y el metafísico, ambos se nos revelan como caminos en búsqueda de la trascendencia y la realización, donde aprendiendo de nuestras propias experiencias, alcanzamos la liberación del dolor, la enfermedad y la muerte.

Alcanzamos la felicidad más plena que consiste en la salud más perfecta, al manifestar un existir acorde con la realidad inmanente y trascendente; para así, no tan sólo ser lámparas para nosotros mismos, sino para todos aquellos que nos rodean.

Y así, podemos convertirnos, como el propio Edward Bach en “luces que nunca se apagan”, mostrando en nuestros corazones la llama sempiterna de la Compasión.

Días pasados se celebró en ésta ciudad la 1° expo Nacional Nochebuena Cuernavaca 2005. 
Me resultó llamativo e interesante saber que, hasta donde pude investigar, no encontré ningún sistema floral que tenga la "flor de nochebuena" como elixir floral. 
Viendo la signatura de esta hermosa flor, con su apariencia de "parecer lo que no es"  y conociendo un poquito su historia con los pueblos prehispánicos, imagino que debe ser bien interesante su acción terapéutica. 
Otro dato curioso es que es la planta en maceta mas vendida en todo el mundo, en el período de venta mas corto, seis semanas ¿que arquetipo del espíritu humano despierta en el hombre para que esto ocurra? 

Autor: Luis Alejandro Hernández Ríos

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