CURATE A TI MISMO
Una explicación de la verdadera causa y curación de la enfermedad
Capítulo 4 (fragmento)
Advertimos entonces que no hay nada accidental en la enfermedad, ya sea en la clase de dolencia ó en la parte del cuerpo que resulta afectada; como todos los otros resultados de la energía, sigue la ley de causa y efecto. Algunas enfermedades pueden ser causadas por medios directamente físicos, como los que se relacionan con algunos venenos, accidentes ó heridas, y por grandes excesos; pero la enfermedad en general se debe a algún error básico de nuestra constitución, como en los ejemplos que se han dado más arriba.
Y por lo tanto para que la cura sea completa no solo se deben usar medios físicos, eligiendo siempre los mejores métodos que conoce el arte de curar, sino que nosotros mismos debemos esforzarnos lo más que podamos para eliminar cualquier falta que haya en nuestra naturaleza; porque la curación completa y final vienen en última instancia de dentro del alma misma, que por su beneficencia irradia armonía por toda la personalidad, cuando se le permite que lo haga.
Así como hay una gran causa originaria de toda enfermedad, es decir, el amor por uno mismo, así también hay un gran método seguro de alivio de todo sufrimiento, la conversión del amor a uno mismo en devoción hacia los demás.
Si desarrollamos en forma suficiente la cualidad de disolvernos en el amor y en el cuidado de los que nos rodean, disfrutando la gloriosa aventura de alcanzar el conocimiento y ayudar a los demás, nuestras tristezas y sufrimientos personales pronto llegan a su fin. Es el gran objetivo final; la pérdida de nuestros propios intereses en servicio de la humanidad. No importa la situación de vida en que nuestra Divinidad nos haya colocado. Seamos comerciantes ó profesionales, ricos ó pobres, monarcas ó pordioseros, para todo es posible llevar a cabo la obra de sus respectivas vocaciones y ser además, una verdadera bendición para su prójimo al comunicarles el Amor Divino de la Fraternidad.
Pero la amplia mayoría de nosotros tiene alguna manera de viajar antes de alcanzar este estado de perfección, aunque es sorprendente cuán rápido puede avanzar cualquier individuo siguiendo estos lineamientos si hace realmente el esfuerzo, con tal que no confíe solo en su pobre personalidad sino que tenga una fe absoluta en que, por el ejemplo y la enseñanza de los grandes maestros del mundo, podrá unirse con su propia alma, la divinidad que lleva dentro, unión que hace posibles todas las cosas.
En la mayoría de nosotros hay un defecto adveso, o más de uno, que está impidiendo en particular nuestro avance, y es ese defecto ó defectos, lo que debemos descubrir dentro de nosotros mismos, y mientras luchamos por desarrollar y extender el costado del amor de nuestra naturaleza hacia el mundo, tratar al mismo tiempo de limpiarnos del defecto particular inundando nuestra naturaleza con la virtud opuesta.
Al principio puede resultar un poco difícil, pero solo al principio, porque es notable cuán rápido crece una virtud verdaderamente estimulada, en relación con el conocimiento de que con la ayuda de la divinidad que tenemos dentro de nosotros, si perseveramos, es imposible fallar.
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