SEAMOS NOSOTROS MISMOS
¿Se le ocurrió alguna vez que Dios le dio una individualidad? Por cierto que lo hizo. Le dio una personalidad que es suya propia, un tesoro para que lo guarde para sí mismo. El le dio una vida que conducir, que Ud. y solo Ud. debía conducir; le dio una tarea que hacer, que Ud. y solo Ud. puede cumplir; lo puso en este mundo, como criatura divina, como hijo Suyo, para aprender a llegar a ser perfecto, para alcanzar todo el conocimiento posible, para crecer bueno y amable, y ser de ayuda a los demás.
¿Y alguna vez se le ocurrió pensar cómo habla Dios con Ud, y le dice sobre su propia individualidad y de su tarea que es muy suya, y sobre el modo de pilotear su barco para que siga fiel a su propio curso? Le habla a través de sus propios deseos verdaderos, que son los instintos de sus alma. ¿De qué otro modo podría hablarle?
Si solo escuchamos y obedecemos nuestros propios deseos, sin la influencia de ninguna otra personalidad, siempre tendremos buenos guías, que nos llevarán no solo por el camino que conduce hacia nuestro propio progreso y perfección sin también por el que nos lleva a ser útiles y a auxiliar a otras personas. Es la influencia de los demás lo que nos aparta de nuestro propio trabajo y nos hace desperdiciar nuestro tiempo.
Cristo nunca hubiera cumplido Su Misión de haber escuchado a Sus padres, y nosotros hubiéramos perdido un ejército de ayudantes de la Humanidad tales como Florence Nightingale, y muchos otros, si ellos hubieran hecho caso a los deseos de los otros en lugar de permanecer fieles a los que dictaba su propio corazón.
¿Qué mejor propósito podemos tener para recibir el Año Nuevo que escuchar a nuestros propios deseos, que son los mensajeros de nuestra alma, y tener el coraje de obederlos?
Dr. Edward Bach
No hay comentarios:
Publicar un comentario