lunes, 21 de septiembre de 2015

PEQUEÑOS RETRATOS: GRANDES NECESIDADES


PEQUEÑOS RETRATOS: GRANDES NECESIDADES




Cuando esto escribo, el sistema floral de Bach goza de una creciente buena salud. A veces pienso que es como un niño pequeño que empieza a dar sus primeros pasos, sorprendiendo con sus prometedoras destrezas. De alguna manera es como si en los últimos 20 años hubiera despertado de un dulce y prolongado letargo de medio siglo.

De hecho, si revisamos cronológicamente la bibliografía en diversos idiomas, vemos que entre la muerte de Bach (1936) y fines de los 80 hay un desolador desierto, apenas salpicado por algún oasis a cargo de Nora Weeks, Chancellor y poco más.

 
La pregunta que a veces me hago es la siguiente: ¿Qué hubiera hecho un Vervain bastante positivado como Bach si hubiera sabido que su obra iba a permanecer aletargada por la friolera de 50 años? Es una pregunta difícil de contestar. Por una parte tenemos un hombre que supervisaba, yo diría que casi obsesivamente, todos los pasos de su obra y, en este sentido, las cartas a Daniels, su editor, dejan poco margen de duda.

Por otra, hay testimonio de sus encendidas conferencias con el objeto de divulgar su labor en el aquí y ahora. Recordemos también cuando el Colegio de Médicos lo expedienta por anunciar su nuevo sistema de flores en la prensa. Sin duda era un pionero temperamental, y los Vervain quieren cambiar las normas, son rebeldes e impacientes cuestionadores de lo preestablecido (en este caso las bases de la medicina alopática, nada más ni nada menos). Quieren las cosas ya, aquí y ahora.

Respondiendo a la pregunta anterior sobre lo que hubiera hecho Bach, yo creo que habría escrito más. A diferencia de otros campeones del conocimiento humano: Hanneman, Jung, Freud… el no dispuso de más de 80 años de vida y de no menos de 40 para defender y aclarar no pocos de sus trabajos más importantes. Sólo sobrevivió 14 meses a su última esencia (Mustard) con una salud precaria. Literalmente no tuvo tiempo.

Por supuesto habrá quien piense que escribió lo justo y necesario, pero al menos para mí resulta difícil concebir un Bach redactando a modo de Nostradamus y dejando importantes mensajes encriptados para ser descifrados por generaciones futuras.

Volviendo al asunto de los tamaños, tenemos pequeños retratos (en ocasiones apenas un párrafo) de descripción original. 

 
El problema es que estas descripciones no plantean la síntesis de lo que hace la esencia a todo nivel.  Es como una foto instantánea, un flas, de algo más dinámico: la personalidad y sus trastornos.

 
Creo que uno de los problemas actuales en la comprensión y utilización de las flores reside en confundir estos pequeños archivos con el campo de actuación total de la esencia. 

 
Territorio, por otra parte, del que todavía estamos muy lejos. Por ejemplo, el retrato que Bach hace de Clematis es una secuencia de un Clematis, bastante light, poco negativizado, que aún puede permitirse ser soñador y somnoliento. Puede haber un Clematis positivado, que sería alguien bien despierto, idealista práctico, bondadoso y gentil, pero también existe el extremadamente negativizado: un psicótico totalmente embotado, absolutamente despersonalizado y con el deseo abolido (lo que ya entroncaría con Wild Rose). 

 
Como vemos, nuestro benefactor sólo describe un momento de ese arco dinámico en el devenir de una personalidad y su trastorno.

 
Ante esta escasez de información en origen, todos los autores aportamos visiones, experiencias sobre las esencias, etc., en un afán de suplir esta carencia inicial. El problema, a veces, es que se terminan dando por válidas y probadas competencias florales que a lo mejor sólo existen como especulación intelectual. 

 
Otros, en cambio, intentarán adaptar y comprimir la realidad que ven a los retratos iniciales de Bach,  en una batalla donde la gran perdedora es la objetividad. Seguramente a casi todos resultará evidente que somos los terapeutas los que nos tenemos que adaptar a lo que vemos y percibimos y no la información a lo que creemos y pensamos. No podemos simplificar artificialmente el mundo sólo para hacerlo más manejable a nuestra mente…

 
Creo que estamos ante un dilema de difícil solución. Lo más realista, tal vez consista en situar los pequeños y preclaros retratos de Bach en otras visiones contrastadas de la personalidad. Por ejemplo, la psicología contemporánea ha estudiado durante décadas, de forma rigurosa y científica, la naturaleza humana y ofrece descripciones completas, psicodinámicas y coherentes. Y quien dice la psicología, también puede incluir otras visiones, como el eneagrama, etc. Esta tarea no es tan complicada como parecería, aunque requiere dedicación y estudio. 

 
Para dar un ejemplo, podemos situar de forma natural y evidente a Mimulus en el contexto de la personalidad evitadora; 

Centaury en la dependiente; 
Water Violet en la esquizoide. 
Elm, Oak, Rock Water y Crab Apple en la personalidad y el trastorno obsesivo de la personalidad. Y así sucesivamente (1).

Encontraremos bajo estas catalogaciones abundante información muy matizada que nos permite entender muchas de las aparentes contradicciones que habíamos observado en tantas personas. 

 
Estoy de acuerdo en que habrá quien piense que si esto no será etiquetar a la gente, encajonarla, etc. En realidad lo que estoy proponiendo es documentarnos más sobre la forma en la que funciona la mente y las relaciones interpersonales. Aunque las flores  parezcan simples, la mente humana, las emociones y la montaña rusa en la que a menudo viajan, no lo son en igual medida, creo que para nadie.

 
Lo contrario puede llevar (está llevando), a vivir y comprender las flores como en una especie de burbuja totalmente distanciada de la realidad humana. Y esto, en realidad, sólo puede conducir a la infrautilización del magnífico legado que el Dr. Bach nos brindara.

 
El producto de un primer intento de esta compaginación fue el siguiente libro: Inteligencia Emocional y Flores de Bach. Tipos de Personalidad en la Psicología Contemporánea. Boris Rodíguez y Ricardo Orozco. Epsilon, Barcelona, 2005.
 
(1) El producto de un primer intento de esta compaginación fue el siguiente libro: Inteligencia Emocional y Flores de Bach. Tipos de Personalidad en la Psicología Contemporánea. Boris Rodíguez y Ricardo Orozco. Epsilon, Barcelona, 2005.


Fuente: Dr. Ricardo Orozco




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